two women running on a road with mountains in the background

Imagina que te chocas contra una pared con tanta fuerza que casi puedes sentir que tu sueño se te escapa de las manos. Así me sentía yo, con mis zapatillas de correr, a kilómetros de la meta. Hay algo en fijarse una meta aparentemente inalcanzable que te enciende por dentro. Para mí, era la maratón. 42,2 kilómetros de asfalto que parecían no tener fin. … El camino no era solo el día de la carrera; comenzó meses antes, con mañanas tempranas, músculos doloridos y la batalla constante entre la mente y el cuerpo. Cada paso era una conversación sobre la perseverancia, cada kilómetro una prueba de voluntad. … Cuando finalmente crucé esa línea de meta, la sensación fue indescriptible. No solo porque había terminado, sino porque me había transformado. Ya no era solo una corredora; era una maratonista. … Esta no es solo mi historia. Es un llamado para ti. Para que persigas ese sueño abrumador, ese que parece imposible. Porque al otro lado de cada desafío, hay una nueva versión de ti esperando a ser descubierta. Así qu